El exceso de zoom es perjudicial para la salud (del diseñador)

Sí, tus nodos, curvas y pixeles pueden estar perfectos al 400%, pero ¿y a tamaño real?

 

Cuando nos metemos demasiado en el diseño (literalmente)

Hay una trampa en la que muchos caemos sin darnos cuenta: diseñar todo el tiempo con el zoom al máximo para apreciar cada detalle. No lo niegues, a ti también te ha pasado. Te pones a trabajar en lo tuyo, abres el archivo, ves un detallito que “no te cuadra” y haces zoom al 300% perdiéndote  durante horas en mover un ícono medio píxel, mejorar una curva, o limpiar unos nodos. Todo se ve brutal… hasta que sales del zoom y lo ves a tamaño real.

“La jerarquía visual no funciona, los textos no se leen, el diseño no comunica como debería, y no queda más solución que empezar de nuevo”

Me pasó más veces de las que quisiera admitir, sobre todo durante mis prácticas en Olakalá Brand Lab. Fue ahí donde aprendí esta lección que ahora les comparto:

EL EXCESO DE ZOOM, LA BÚSQUEDA DE LA PERFECCIÓN, TE DESCONECTA DEL DISEÑO REAL Y FUNCIONAL.

JORNADAS LABORALES CONMIGO

Días y días de estrés y frustración por darle más prioridad al zoom que al diseño real.

 

¿Por qué diseñar con zoom todo el tiempo puede
jugarte en contra?

Cuando estamos muy metidos en un archivo, pasa esto:

  • Pierdes la vista general: te puedes enfocar tanto en los detalles que olvidas el mensaje global del diseño que estás realizando, su objetivo funcional

  • Gastas tiempo en cosas que nadie nota. (admítelo, nadie nota, y en una primera etapa realmente no importa)

  • Te frustras cuando el diseño no funciona como esperabas.

  • Pierdes la capacidad de iterar, jugar, cambiar, mover, y soltar la rigidez a la hora de diseñar.

El zoom no es el enemigo, pero usarlo como punto de partida, sí.

 

Cosas que solo nosotros los diseñadores vemos

  • Logo con detalles finísimos: En Illustrator se ve perfecto, pero cuando imprimimos, o vemos en su contexto real como por ejemplo un feed de Instagram literalmente desaparece.

  • Textos pequeños: En InDesign claramente se lee.. Impresa: “¿dice algo ahí?” -pregunta tu lector de 60 años.

  • Texturas o sombras demasiado sutiles: En Photoshop, de cerca le da un buen acabado a la pieza, de lejos la textura es imperceptible y perdiste todo este tiempo eligiendo la textura perfecta.

 

Si el usuario no lo nota, ¿vale la pena hacerlo?
No diseñes solo para ti.
Diseña para que funcione.

 

Cosas que aprendí a la fuerza (pero ahora te puedo ahorrar)

  • Planea bien tu diseño: haz un boceto, una estructura, un “wireframe” que te permita pensar rápido en el orden de ideas que quieres comunicar, qué sirve, y qué definitivamente no sirve.

  • Empezar siempre alejado: Si arrancamos viendo el diseño completo, podemos tener más claro qué funciona y qué no. También podemos confirmar con el cliente si lo que tenemos en mente funciona o no, y ya después se pueden pulir detalles.

  • Diseñar pensando en cómo se va a usar: No es lo mismo una pantalla de celular que una valla publicitaria impresa, y tampoco es lo mismo si esta valla se va a apreciar de lejos por solo un segundo que de cerca por más de 30 segundos. El diseño tiene que verse bien donde será mostrado.

  • No decorar por decorar: Si un detalle no mejora el diseño, mejor que no esté.

 

Y, ¿qué tal una anécdota personal?

Recuerdo especialmente una experiencia que me dejó varias lecciones sobre este tema del zoom excesivo. Durante la temporada internacional de música clásica del Teatro Metropolitano, me asignaron la tarea de diagramar diferentes versiones de seis afiches ya diseñados. Estas versiones variaban según el formato: algunas eran verticales, otras horizontales; algunas digitales, otras impresas.

Cada adaptación exigía decisiones distintas. En los pasacalles, por ejemplo, la tipografía debía ser lo suficientemente grande para leerse desde lejos; en formatos digitales, en cambio, el equilibrio visual era clave para captar la atención sin saturar la vista. A veces el espacio era tan limitado que me tocaba elegir qué información conservar y cuál dejar fuera, y muchas veces eso dificultaba el proceso.

Fue una labor exigente, en la que, sinceramente, muchas veces me vi atrapado haciendo zoom de más, ajustando detalles mínimos que luego ni siquiera eran visibles en el formato final. Aun así, logré salir adelante, y ese proceso me enseñó muchísimo sobre jerarquía visual, legibilidad, y sobre cuándo vale la pena alejarse un poco del lienzo para ver el diseño como lo verá el mundo real.

- Experiencia de Christian Ramírez, practicante en Olakalá Brand Lab.

Uno de los afiches de la temporada internacional de música clásica, ya fuera del archivo, enfrentando su realidad urbana en Medellín (click para conocer saber más del proyecto).

 

¿Entonces el zoom es malo? ¿Dejo las cosas “mal hechas” porque nadie lo notará?

No. Lo malo es quedarnos ahí metidos todo el tiempo. El zoom existe para ajustar, no para permanecer en él. Si no nos detenemos un momento a ver el archivo como lo haría el usuario, pensar cómo él, estamos diseñando para nosotros, no para el mundo real.

 

¡ESTO TE PUEDE AYUDAR!

  • Diseña siempre  en vista general. Haz los ajustes con zoom, y aléjate otra vez. 

  • Mira el diseño desde el contexto que se mostrará. Desde tu celular, impreso, en mock ups. Lo que sea que te ayude a tener más claridad.

  • Pregúntate siempre: ¿esto se nota? ¿Esto ayuda, o solo se ve “bonito”?

 

Para cerrar: menos zoom, más visión general

No hace falta que el diseño esté perfecto al 800% si falla a simple vista.
Los detalles suman, sí. Pero solo si el todo funciona primero.

Así que, haz zoom siempre y cuando sea necesario… pero porfa no te quedes a vivir ahí.

Y como toda regla tiene su excepción les presento a exitosísima ilustradora y diseñadora Catalina Estrada, que para mí es “la reina del zoom”

Proyecto: “Amazon River” by Catalina Estrada

 

¿Te ha pasado esto? ¿Te obsesionas de la misma forma con detalles que al final nadie va a notar?

Cada diseñador tiene su curva de aprendizaje. Si este blog te ayudó a subir un escalón, ¡misión cumplida!